Brasil presentará una propuesta en la cumbre del G20 en noviembre para establecer normas internacionales de sostenibilidad que valoren la biomasa y los biocombustibles, como el etanol. Sin embargo, podría enfrentar oposición de países europeos, como Alemania. Brasil aboga por una contabilidad de emisiones de carbono que considere todo el ciclo de vida de los combustibles, lo que, según el país sudamericano, beneficiaría a los biocombustibles frente a los vehículos eléctricos, de acuerdo con un informe de Eixos.
No obstante, esta propuesta entra en conflicto con las políticas europeas que promueven la electrificación y el uso de combustibles sintéticos o renovables de origen no biológico (RFNBO). Esta estrategia busca proteger la industria europea, que enfrenta desafíos de competitividad, especialmente frente a China. Parte de la producción de biocombustibles, como el etanol, en Europa proviene del reciclaje de aceite de cocina y residuos urbanos.
El etanol es un biocombustible líquido producido principalmente a partir de la fermentación de biomasa rica en azúcares o almidón. El etanol se obtiene mediante la fermentación de materias primas como: la caña de azúcar, maíz, remolacha, trigo, y otros cultivos ricos en azúcares o almidón
Químicamente, es un alcohol (C2H5OH) que puede utilizarse puro o mezclado con gasolina en diferentes proporciones. Las características del etanol como biocombustible son:
– Alto octanaje: Tiene un índice de octano de 116 AKI, superior al de la gasolina convencional (86-87 AKI). Esto mejora el rendimiento y evita el golpeteo del motor.
– Poder calorífico: Su contenido energético es aproximadamente 2/3 del de la gasolina, lo que implica un mayor consumo volumétrico.
– Oxigenante: Al mezclarse con gasolina, actúa como oxigenante mejorando la combustión.
– Menor emisión de CO2: Produce menos dióxido de carbono que la gasolina en su combustión.
La necesidad de fuentes de energía más respetuosas con el medio ambiente está impulsando el amoniaco y otros biocombustibles. Entre los usos principales del etanol destaca la mezcla con gasolina. Más concretamente, los productos E10 y E85. El biocombustible E10 contiene un 10% etanol y 90% gasolina. Compatible con la mayoría de vehículos modernos sin modificaciones. Por otra parte, el biocombustible E85 está compuesto por un 85% etanol y un 15% gasolina. Es más ecológicos, pero requiere motores adaptados. También se puede emplear como combustible puro. En este caso, se denomina E100. Sin emabargo, es menos usado ya que requiere motores especialmente diseñados.
El etanol como biocombustible también se emplea en calderas para producir vapor y generar electricidad mediante turbinas.
Ventajas e inconvenientes del etanol como biocombustible
El etanol es un combustible alternativo prometedor que ofrece beneficios ambientales y energéticos, aunque su implementación masiva aún enfrenta desafíos técnicos y económicos.
Ventajas
– Recurso renovable y de producción local
– Reduce dependencia de combustibles fósiles
– Menor emisión de gases contaminantes
– Alto octanaje mejora rendimiento del motor
– Impulsa economías agrícolas
Desventajas
– Menor densidad energética que la gasolina
– Puede causar corrosión en algunas partes del motor
– Producción compite con cultivos alimentarios
– Dificultades de arranque en climas muy fríos
Otros aspectos técnicos del etanol como biocombustible
Para su uso en altas concentraciones (>30%), los motores requieren modificaciones como:
– Aumento del tamaño de inyectores (~30-40%)
– Ajustes en la relación de compresión
– Sistemas de arranque en frío
– Materiales resistentes a la corrosión
Desafíos de los biocombustibles ante el G20
La Directiva revisada sobre energías renovables de la Unión Europea señala que la producción de biocombustibles suele utilizar tierras agrícolas, que previamente se destinaban a la producción de alimentos o piensos. Esto podría llevar a una expansión de tierras agrícolas a zonas no agrícolas, incluyendo áreas ricas en carbono, como los bosques, lo que aumenta el riesgo de liberación de CO2 almacenado en árboles y suelos. Este fenómeno, conocido como «uso indirecto de la tierra», plantea un riesgo ambiental con el incremento de la producción de biocombustibles.
La Directiva impone límites al uso e importación de biocombustibles, incluso a los biocombustibles oxigenados. Se han mantenido congelados a los niveles de 2019 para el periodo 2021-2023. Incluso se plantea una reducción progresiva hasta su eliminación en 2030.
El gobierno brasileño argumenta que su situación es diferente. Mientras que Europa tiene poco margen para expandir su producción, Brasil sostiene que puede combinar la producción de alimentos y biocombustibles sin comprometer la preservación ambiental. Sin embargo, para sustentar su posición, debe demostrar esta capacidad, al tiempo que enfrenta desafíos como la deforestación y los incendios que afectan la Amazonia, el Pantanal y parte del Centro-Sur del país.
El Ministerio alemán de Asuntos Económicos y Acción por el Clima afirmó que, a pesar de reconocer la contribución del etanol y el biodiésel en la protección del clima y el origen debe ser sostenible. También, debe priorizar los residuos y materiales residuales.
«Tenemos que prestar especial atención a garantizar que solo la biomasa de origen sostenible, en particular los residuos y materiales residuales, se utiliza para la producción de biocombustibles y que la política está teniendo en cuenta la limitada disponibilidad de biomasa sostenible», dijo el portavoz oficial del ministerio alemán.