A medida que se acerca el nuevo año y se cierra el libro sobre un año lleno de acontecimientos en el mundo de la energía, parece que 2025 traerá más volatilidad, tensión geopolítica y evoluciones políticas. Las elecciones en casi todas las principales economías mundiales en 2024 han preparado el escenario para un panorama político cambiante el próximo año, sobre todo en Estados Unidos, mientras el presidente electo Donald Trump describe sus prioridades y planes para la administración entrante.

El impulso a la descarbonización continúa, pero persisten numerosos desafíos, incluida la inestabilidad económica, la evolución de la demanda de energía y las limitaciones de infraestructura. A medida que las industrias se adaptan a un panorama cambiante, están surgiendo varias tendencias que darán forma a la trayectoria del sector. Desde cambios en el equilibrio geopolítico hasta avances en tecnologías bajas en carbono y la creciente influencia de la inteligencia artificial (IA), 2025 presenta oportunidades y riesgos críticos para las partes adversas en toda la cadena de valor de la energía.

Aprovechando la profunda experiencia de Rystad Energy, estamos analizando nuestra bola de cristal y explorando 12 tendencias importantes que darán forma al mundo de la energía el próximo año. Cada tendencia ofrece una hoja de ruta para comprender las fuerzas que influirán en las estrategias energéticas globales en 2025.

Estamos pasando de una época de escasez de energía a una época de abundancia de energía. Las adiciones de capacidad tanto en combustibles fósiles como en energías renovables superarán los aumentos de la demanda el próximo año. De manera similar, ante un mercado petrolero con exceso de oferta, es posible que la OPEP+ deba extender sus recortes de producción hasta 2025 para proteger los precios del petróleo. La era en la que China impulsaba el crecimiento del consumo de petróleo ha terminado: el pico de diésel del país ha quedado atrás, la demanda de gasolina se ha estabilizado y el consumo de carbón se ha estabilizado, como ocurre a nivel mundial.

Esto se refleja en el mercado de la electricidad, donde el 90% del crecimiento del consumo de energía en 2025 provendrá de energías renovables, mientras que la energía nuclear y el gas comparten el 10% restante. La intermitencia de la capacidad de energía renovable ha desencadenado períodos récord de precios negativos, intensificando la necesidad de un almacenamiento de energía confiable. Como tal, 2025 podría ser un año decisivo para los sistemas de almacenamiento de energía.

Se espera que el crecimiento total de la electricidad en 2025 sea de 1.350 teravatios hora (TWh). Es probable que el consumo de los centros de datos, ahora impulsado principalmente por la IA, crezca de 450 TWh en 2024 a 500 TWh en 2025. Esto equivale aproximadamente al 4% del crecimiento total del consumo de electricidad, similar al aumento de los 20 millones de nuevos vehículos eléctricos (EV) previstos para 2025.

La nueva administración Trump afectará las prioridades energéticas nacionales y globales, incluido el uso de cualquier palanca disponible para aumentar la producción nacional de crudo, aunque es poco probable que la industria responda a este estímulo. Sin embargo, el presidente Trump podría tener más éxito a la hora de acelerar las inversiones en infraestructura de gas natural licuado (GNL), cuyos resultados no se sentirán hasta dentro de varios años. Estas dinámicas subrayan la importancia de una navegación cuidadosa a medida que el sector equilibre los desafíos a corto plazo con las oportunidades a largo plazo. Jarand Rystad, director ejecutivo y fundador de Rystad Energy.

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